Los avances tecnológicos de los que hoy gozamos en nuestra sociedad son una maravilla. Nos ayudan en nuestra vida diaria, facilitan un sinfín de labores, pueden sustituir determinadas acciones que de otra manera consumirían grandes cantidades de tiempo o que simplemente nos gustaría hacer y por si fuera poco también impulsan nuestra economía y fortalecen nuestras empresas. Sin embargo, la amplia gama de recursos con la que contamos no ha estado siempre ahí. De hecho, son el resultado de un largo proceso de ensayo y error en los que en más de una ocasión han levantado ampollas. Ya que para comprender debidamente el origen de la tecnología del siglo XXI debemos conocer también sus desencuentros pasados, vamos a conocer más de cerca los fallos informáticos más desastrosos de la historia.

Fallo en procesadores Pentium

En 1994 se fabricó una gama de ordenadores que funcionaban con procesadores Intel que simplemente no podían ejecutar operaciones matemáticas precisas que incluyesen más de 8 decimales. No importaba el software que se estuviese utilizando, los procesadores simplemente no podían hacer cálculos que pasasen ese límite. El error se encontraba en un coprocesador matemático defectuoso llamado “unidad de punto flotante”. Para el usuario de a pie esto no supuso ningún problema, pero para empresas dedicadas a la banca y a la investigación el problema no paso tan inadvertido. Con todo, Intel tuvo que invertir más de 475 millones de dólares para enmendar su error.

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Llamadas telefónicas eternas

El 15 de enero de 1995 la compañía estadounidense de telecomunicaciones AT&T descubrió que algo no funcionaba bien en sus servicios cuando alrededor de 60.000 personas intentaron realizar llamadas a larga distancia. Como de costumbre, los clientes de la compañía se mantuvieron al teléfono varios segundos, sin embargo, al darse cuenta de que el tono seguía sonando de manera indefinida no pudieron comunicarse con quienes querían. Al parecer, los interruptores 4ESS de AT&T entraron en un bucle que inhibió su servicio durante más de 9 horas. El problema es que en un primer momento pensaron que estaban siendo hackeados hasta que finalmente dieron con el fallo interno que les había bloqueado su capacidad para hacer llamadas. La pérdida de su servicio durante casi todo el día, sumada a una posterior incidencia similar, costó a AT&T más de 60 millones de dólares en pérdidas.

Crisis nuclear

En plena Guerra Fría, diversos errores convergieron en una situación que, de no haber sido tratada con calma, habría desembocado en una guerra nuclear. El 23 de septiembre de 1983 un radar de la Unión Soviética había detectado el lanzamiento de 5 misiles por parte de EE.UU. El teniente al cargo de la situación en aquel entonces, Stanislaus Petrov, tuvo que decidir si la amenaza era suficientemente real como para responder con un ataque de fuerza similar. Durante 5 minutos Stanislaus debatió con sus compañeros qué hacer, hasta que finalmente apostaron por ver qué pasaba cuando el tiempo estimado para el impacto pasase. Por fortuna nunca llegó a darse tal situación, razón que los llevó a analizar su radar. Al parecer el software que regulaba la detección de cabezas nucleares contenía numerosos fallos que de no haber sido ignorados podrían haber provocado un giro drástico en los acontecimientos de la historia moderna.

Software letal

Uno de los ejemplos más lamentables del mal funcionamiento de software fue el caso del acelerador médico Therac 25. Esta máquina se utilizaba para tratar con radioterapia a enfermos de cáncer. El problema es que el modelo anterior fue reemplazado para funcionar con un software de control que había sido diseñado por un programador sin formación. ¿Cuál fue el resultado? 5 pacientes murieron por exposición a altas dosis de radiación al fallar el software que graduaba las terapias.

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Meltdown y Spectre

Estos dos agujeros en la seguridad de varios procesadores de Intel, ARM y AMD son probablemente los más sonados en estos momentos. Desde su aparición en enero de este mismo año, multitud de compañías se han llevado las manos a la cabeza debido al peligro que presentan. Y es que casi la mayoría de los ordenadores y dispositivos digitales que se utilizan a diario tanto por empresas como por particulares, funcionan con estos procesadores, dejando una oportunidad de oro a los piratas informáticos que quieran aprovechar las fallas en seguridad para atacarnos atravesando nuestra seguridad endpoint.

Hoy en día sería difícil que algunos de los errores citados se pudiesen repetir, por eso es importante contar con soluciones que monitoricen el estado de toda la infraestructura informática de cualquier empresa de manera permanente para detectar problemas. Otra solución conveniente pasa por actualizar constantemente el software con el que se trabaja en las compañías. Desde hace varios años las actualizaciones suponen uno de los mecanismos más eficaces (más que los antivirus) para solucionar problemas y bugs que más tarde los piratas pueden utilizar para atacar a usuarios y compañías por igual.

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